La Lógica busca la corrección en el pensamiento. Es decir, si hemos de razonar y pretender llegar a conclusiones válidas y verdaderas, debemos tener cuidado de seguir una serie de reglas. La Lógica proporciona las herramientas para que los razonamientos estén organizados lo mejor posible.
Hay momentos en que nuestros razonamientos no están bien construidos y surgen muchos errores (falacias) de los cuales no nos damos cuenta.
Un error muy común es considerar dos cosas relacionadas como si fueran lo mismo. Así, por ejemplo, consideramos que “inteligencia” y “conocimientos” son sinónimos y que “tonto” e “ignorante” son equivalentes. Nada más erróneo.
Otro error también muy común es relacionar causalmente cosas que no tienen, en sí, relación. O si la tienen es de un tipo diferente a lo que suponemos en un primer momento.
En el capítulo “Más mejor” (More smarter, literalmente “Más inteligente”) de la caricatura “Un show más”, la discusión que tienen los dos personajes principales, Mordecai y Rigby, radica en que como este último no tiene su diploma (certificado) de la preparatoria, es entonces el más tonto. Se establece una relación “diploma” igual a “inteligencia”, o dicho en otros términos, “si tienes un diploma, entonces eres inteligente”. Sin embargo, ¿en realidad existe esta relación?
Mordecai centra toda su argumentación en una premisa falsa. El que se posea un diploma o un certificado de estudios no necesariamente indica que, por un lado, se tengan realmente los conocimientos y, por otro, que se tenga la capacidad para utilizarlos (inteligencia). Sin embargo, el ir a la escuela, a final de cuentas, sí hace que las personas sean distintas mentalmente ya que conforme se va estudiando se van adquiriendo capacidades y conocimientos que van distinguiendo al escolarizado del que no lo es. Por ejemplo, el tener la capacidad de autocorrección al hablar o al escribir (como bien lo expresa Musculoso al decirle a Rigby que se dice “mejor” en lugar de “más mejor”) o el no tener una mentalidad supersticiosa.
Puede entenderse a la inteligencia como la capacidad de resolver problemas y, para resolverlos, se necesitan conocimientos, pero bien se pueden tener conocimientos (datos) pero no saber qué hacer con ellos. Los problemas más típicos que se nos presentan en la escuela son los problemas matemáticos pero no son los únicos que existen en la vida. Es más, Howard Garnerd supone que existen varias inteligencias a través de las cuales resolvemos los distintos problemas que se nos presentan. Un matemático podrá resolver una división de polinomios sin ninguna dificultad (inteligencia matemática) pero tal vez sea incapaz de resolver un disgusto con su pareja (inteligencia interpersonal).
Del mismo modo, ser ignorante (desconocer sobre algún tema) no nos hace tontos (incapaces de utilizar nuestro razonamiento). Sin embargo, es muy común utilizar los dos términos como sinónimos y, además, como insultos. Mordecai le dice a Rigby que en su amistad no es posible que los dos sean inteligentes. ¿De dónde saca esa conclusión? ¿Cuáles son sus argumentos o razones para expresar eso? ¿Cuántas veces no hacemos lo mismo al expresar algo sin tener realmente bases para sustentar lo que decimos?
Ahora bien, el mundo actual permite que podemos terminar nuestros estudios de muchas maneras. Una de estas formas es a través de cursos en línea. Rigby decide conseguir su diploma pero la plataforma le indica que tiene que resolver un examen. Los exámenes, ejercicios, trabajos o lo que se pide tanto en línea o en el salón de clases, se solicitan porque son formas de demostrar que se tienen y se aplican los conocimientos adquiridos a lo largo del curso. Muchas veces es algo tan “sencillo” como distinguir las diferencias entre dos conceptos.
Rigby no puede contestar a la pregunta “¿Cuál de las dos figuras no es un cuadrado?”, lo cual nos hace suponer que en su mente no está clara la diferencia entre un cuadrado y un rectángulo. Nos da risa pero nadie nace sabiendo la diferencia. Ni tampoco se nace sabiendo que es “arriba” o “abajo”, “azul” o “rojo”, etc.
Estos conceptos son fundamentales y los aprendemos desde muy pequeños pero conforme vamos creciendo y seguimos nuestra escolaridad, vamos conocimiento más y más cosas y podemos distinguir las diferencias y semejanzas entre otros conceptos: ¿En qué son diferentes y semejantes “península” de “isla”? ¿Qué diferencias existen entre “romanticismo” y “neoclasicismo”? ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre las teorías de Platón y Aristóteles?
Cuando Rigby se toma el producto “Mente Max”, al parecer no sólo aumenta su capacidad cognitiva (inteligencia) sino que se “descargan” conocimientos en su cerebro.
Qué más quisiéramos que así fuera en la vida real pero, por desgracia, no es posible. Los conocimientos se van adquiriendo a través de los sentidos y de la razón, a través de lo que vivimos y pensamos y, por supuesto, cuando decidimos hacer nuestra esa información. El conocimiento es personal del mismo modo que, por ejemplo, tomamos una ofensa de modo personal. Cuando nos insultan y decidimos enojarnos, es que hemos tomado la ofensa como algo nuestro (si Rigby, desde el principio, no hubiera tomado a modo personal lo que decía Mordecai no hubiera habido pleito y, por lo tanto, historia). Así, aquella información que aceptamos como nuestra, la incorporamos y la convertimos en conocimiento. Si no hago mío lo que leo, veo, escucho, platico, razono, etc. no importa cuántas veces se me presente la información, seguirá siendo información y no conocimiento.
Como se ve en la historia, Mordecai también toma “Mente Max” y se hace “igual de inteligente”. ¿La inteligencia se mide? ¿O es única y personal? Dejemos eso a los psicólogos. Lo que nos interesa es que Mordecai sigue con el pleito y, según él, con una fórmula demuestra que Rigby sigue siendo el más tonto. Rigby no queda atrás y le responde que según su teoría Mordecai es el más tonto. De ahí que se dediquen a llenar toda la casa de fórmulas y demostraciones.
Sin embargo, ¿todo se puede demostrar matemáticamente? La respuesta es no. Con matemáticas se pueden demostrar muchas cosas pero no todo. Las matemáticas tienen la fama de ser complejas y para los muy “inteligentes” pero eso no quiere decir que sean omnisapientes. Hay asuntos que sólo se pueden demostrar a través de razonamientos no a través de fórmulas. Por ejemplo, el problema ético que presenta la eutanasia no puede resolverse con fórmulas matemáticas. Aquello que las ciencias todavía no pueden responder puede ser contestado a través de la Filosofía. Sin embargo, esa es otra historia que trataremos en otro momento.
Ahora bien, muy inteligentes muy inteligentes pero Mordecai y Rigby siguen cometiendo errores en sus razonamientos y uno de ellos es la utilización del argumentum ad hominem, falacia consistente en atacar a la persona y no a lo que dice. Cuando queremos desacreditar lo que una persona está exponiendo y carecemos de las herramientas necesarias para lograrlo, una salida fácil (y falsa) de hacerlo es atacando a la persona observando sus defectos. Mordecai regresa a su falsa premisa: “Tú no tienes un diploma y por eso eres un imbécil”. Lo que hace es atacar a Rigby, no lo que él dice o demuestra.
Y esto es muy común incluso en los círculos académicos. Los científicos, filósofos, profesores, sabios y demás, son tan humanos como cualquiera y tienen sentimientos y emociones que pueden dominarlos e incluso afectar sus razonamientos y llegar a conclusiones inválidas o falsas. Y entre ellos también existen envidias, odios y rencores que hacen atacar a sus compañeros de academia. Del mismo modo, pueden ser víctimas de la soberbia.
Mordecai y Ribgy dan la impresión de encontrarse en otro mundo y cuando ven a sus amigos los ven como seres primitivos (tontos). A ellos eso les preocupó y les hizo el buscar atontarse para regresar a la normalidad. Pero muchos que logran desarrollar sus capacidades intelectuales ven con soberbia al resto del mundo y suponen que los demás son ignorantes y, por lo tanto tontos. Debemos cuidarnos de no caer en esta actitud.
Sin embargo, conforme vamos conociendo más y más del mundo éste se nos presenta de manera diferente ante nuestros ojos pues ahora vemos cosas que no habíamos considerado en un primer término. Así, por ejemplo, si ya ubicamos y distinguimos el latín (aunque tal vez no sepamos ni leerlo ni hablarlo) podemos distinguir que ese es el idioma que Mordecai y Rigby hablan cuando descubren que ya no pueden comprender muchas cosas por su “inteligencia”.
Dejo aquí el video completo para que ustedes juzguen.